Transformar el antiguo local “Don Jamón” en un nuevo restaurante de diseño se convirtió en todo un reto des del primer momento en que recibimos el encargo. El antes y el después que se refleja en éste álbum nos transporta a los meses de trabajo donde imaginemos y soñemos cada uno de los cambios que nos trajeron a lo que hoy es Moraima Restaurant y Moraima fast & food.

El local, debido a sus proporciones y a su estética rústica, era como una cueva donde la única iluminación era una pésima luz artificial.

Sin duda la transformación pasaba por poder dar al local una mayor amplitud y sobre todo aportar luz natural al interior.

Dar amplitud al local se contradecía a nivel de fachada a lo que la propiedad exigía como encargo: poder tener dos locales, uno dedicado a fast food y cafetería y el otro a restaurante, con accesos diferentes para no mezclar ni confundir los clientes.

Ambos locales se servirían de una cocina común que debía colocarse estratégicamente para poder proveer a ambos locales.

Con estos parámetros tan marcados, la transformación pasaba por ensanchar el local por la parte posterior y reubicar los baños y la escalera de acceso al altillo.

El altillo era otro hándicap añadido al proyecto, puesto que urbanísticamente estaba clasificado como volumen disconforme. Lo cual limitaba las obras y el uso, pero eso no quitó que lo englobáramos en el proyecto de interiorismo para poder jugar con la doble altura del restaurante.

Decidimos proyectar la doble altura en la fachada. A falta de anchura,  los 5 metros que el local tenía en la parte de acceso debían servir para hacer penetrar la luz en el interior y así marcar un reconocido hall de acceso y una primera sala del restaurante. En la cafetería la altura quedaría a 3m puesto que la parte superior serviría como falso techo técnico para albergar el cuarto de máquinas. El hierro y el cristal enmarcan la fachada que nos introduce a ambos locales, el acceso al restaurante es más ceremonioso por el previo hall,  la doble altura y el falso techo con efecto espejo. El acceso a la cafetería es directo a través de una puerta corredera de cristal centrada en el escaparate.

La sala del restaurante quedaba muy marcada por un pilar central protagonista de éste doble espacio, integrar el pilar a una barra de servicio y soporte para la cocina y revestirlo de hierro y espejo provocó poder borrar este obstáculo visual.

Debajo del altillo se sitúa la prolongación de la sala, dando lugar a una zona más recogida y con la única preexistencia del antiguo local, la pared de obra vista que se integró pintándola de blanco. Al fondo los baños con una elegante estética y la escalera con una baranda decorativa de la misma celosía que viste la sala principal nos recuerda la doble altura del local.

En el restaurante se consigue crear un espacio elegante a la vez que moderno , una calidez que se respira en cada una de las mesas, ya sea por las luces, la madera, las celosías, los colores y las dos grandes obras de arte que presiden las paredes rompiendo a la vez que integrando la uniformidad de colores. El pavimento combinado en madera y micro cemento blanco ayuda a romper la profundidad del local.

La cafetería está presidida por la barra que enmarca la pared frontal interior, que da paso a unos baños camuflados, a la cocina y a la comunicación con el restaurante.
Una imagen más industrial nos da el pavimento de micro cemento, el mueble de hierro y madera y el lettering en las paredes como decoración  de un espacio más “fast”, más de paso pero a la vez de atmosfera cálida y relajante.

Entregar una obra siempre conlleva asociado un suspiro, y en esto caso también un cierto grado de nostalgia que se compensa con una satisfacción enorme cada vez que alguien te recuerda lo ha gusto que se siente en el local.